El fútbol que queremos
Como equipo, dejamos cosas de lado para estar ahí: cubrir entrenamientos, viajar, seguir a los clubes de Santiago del Estero, contar sus historias. Lo hacemos porque creemos en el fútbol como fenómeno social, cultural y popular. Por eso duele —y preocupa— lo que viene pasando en el fútbol argentino en el último tiempo.
Hoy el fútbol local atraviesa, quizás, uno de los momentos más bochornosos que recordemos. Fallos arbitrales dudosos, sanciones desmedidas a algunos clubes, favoritismos evidentes, horarios acomodados, torneos extensos y confusos. Títulos que parecen inventados sobre la marcha, cambios reglamentarios sin explicación clara y una estructura de liga con 30 equipos, divididos en dos zonas, que desde hace tiempo el hincha viene cuestionando.
Una liga tan numerosa termina siendo poco competitiva. Y cuando a eso se le suma la sensación de que las reglas cambian según la conveniencia, lo que se pone en duda no es un partido o una fecha: se pone en duda todo el sistema. El mérito deportivo, la justicia, la credibilidad.
El fútbol santiagueño no está ajeno a esta realidad, contando con tres equipos en las principales categorías: Central Córdoba en Primera División y Güemes y Mitre en la Primera Nacional. Durante casi diez años, estos clubes transitaron los torneos federales y nacionales hasta alcanzar el lugar que ocupan hoy, siempre acompañados por el esfuerzo de sus hinchas, que estuvieron presentes en cada partido. Sin embargo, las suspicacias y la lupa sobre cada encuentro que disputan los representantes santiagueños quedan ahora en el centro de la tormenta, producto de las declaraciones del tesorero de la AFA, quien paradójicamente es nacido en nuestra provincia.
A través de la red social X (Twitter), Pablo Toviggino utiliza su cuenta para amenazar y menospreciar a instituciones históricas, incluso mencionando a exjugadores emblemáticos de nuestro fútbol como Juan Sebastián Verón. Estas reacciones del dirigente generan malestar y rechazo en el hincha genuino, alimentando la idea de que Central Córdoba, Mitre y Güemes son “equipos del poder”.
En este 2025, nuestra provincia tuvo el privilegio de albergar tres partidos de Copa Libertadores y dos de Copa Sudamericana gracias al gran desempeño del Ferroviario en sus competiciones. Con un juego vistoso y admirable, el equipo santiagueño dejó una muy buena imagen. Pero todas estas virtudes quedan opacadas por las acciones y declaraciones del dirigente provincial antes mencionado.
Hoy, la figura del tesorero de la AFA es rechazada por buena parte del público futbolero. Su manera pendenciera de “tuitear” pone en duda cuáles son los límites —o si realmente existen— para quienes están cerca del presidente de la casa madre del fútbol argentino. Tanto Toviggino como Cristian Levy, presidente de Almirante Brown, son ejemplos de los personajes que nadie quiere en el ambiente y que terminan contaminando el fútbol.
Ese es el verdadero reclamo del hincha. No si tiene que haber SAD o no —ese es otro debate, válido, profundo y que merece una discusión seria—. Hoy la agenda pasa por otro lado. Pasa por exigir un fútbol transparente, coherente, donde los títulos se ganen en la cancha y no en los escritorios.
Así como los hinchas, quienes trabajamos en el periodismo deportivo también soñamos con un fútbol mejor. Un fútbol limpio, previsible, justo. Un fútbol donde el esfuerzo, el trabajo y el mérito tengan valor real.
No hablamos desde la bronca ni desde la conveniencia. Hablamos desde la convicción de que el fútbol argentino puede y debe ser mejor. Porque si se pierde la confianza, si se apaga la ilusión, lo que se rompe no es un torneo: se rompe la esencia misma del fútbol.
Ese es, al menos, el fútbol que queremos.

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